Esperar

Segunda entrega*

Las salas de espera con sus fríos, sillas incómodas, televisores con itinerarios de vuelos que siempre me ha costado comprender y voces femeninas en altoparlantes.

Observar por las ventanas aviones estacionados, hombres con protectores de oídos y vehículos de todo tipo que van y vienen con un afán desenfrenado en autopistas de miniciudad.

Así pasaba mi ansiedad minutos antes de abordar. Sudor junto con unas cinco a seis idas al baño para orinar. Ese era mi ritual.

*Hace parte de un ejercicio personal que me permitió superar uno de mis mayores miedos: montar en avión.