Migue
Hay que mirar más allá el departamento como cosa de orden público. Venir aquí Arauca es muy bonito, venir acá a conocer, hay muchas partes turísticas, hay mucha gente amable. Mucha gente buena y usted lo sabe.*
Soy Miguel Ángel, tengo 29 años, nacido en Cravo Norte, Arauca en una familia humilde y grande. Una parte de la crianza mía fue en Cravo, de ahí mis papás, por la cuestión de la violencia y eso, se desplazaron hacia la orilla del río Meta, entre Vichada y el Casanare, en un lugar que se llama La Hermosa.
Mi papá tenía unas vaquitas, unas yeguas, marranos, era un fundito lo más de graaande; pero por la cuestión de que mi mamá tuvo a mi hermano menor y el niño se accidentó, se cayó de la cama, se golpeó muy duro y falleció; eso fue muy fuerte para ella, porque estaba siempre bien retirao del pueblo y de la ciudá, entonces mi papá decidió vender e irse al pueblo. Vendió todo y nos desplazamos hacia la Primavera, eso queda por allá en el Vichada. Ahí la crianza mía fue maso menos desde los siete años hasta los quince.
Después papá dijo vámonos otra vez para la tierra de nosotros, para Cravo, para Arauca. Nos volvimos a desplazar, pero ya para acá, para nuestra tierrita. Papá y mamá han sido gente del campo, del fundo, no tanto de ciudad grande, a ellos le obstinan la bulla; le gustan más criar sus animalitos, que la gallina, que el pato, que el marrano, que la vaca; toda esa joda. Entoes crecí lo que fue aprendiendo todo lo que son las cosas del campo, del llano. Y ya después me abrí y salí pa Yopal, a ver qué y me puse a trabajar en un taller de latonería y tenía como dos meses de estar trabajando ahí cuando ingresé a la policía.
Yo desde pequeño siempre había querido afiliarme en el ejército o en la policía. Sí, en cualquiera de las dos. Se presentó la oportunidad y me presenté a la Policía Nacional a los dieciocho añitos. Ya en ese entonces yo ya practicaba atletismo, desde chico. O sea, desde los trece años yo ya practicaba atletismo, lo que era los cuatrocientos metros planos, los mil metros, los tres mil.
Ya cuando entré a la a la policía, me dediqué más todavía al deporte. Pues ahí se me prestaba la oportunidad también. De ahí anduve mucho, lo que fue en Villavicencio, Bogotá, Ibagué – Tolima, Puerto Concordia y San José Guaviare. Mientras que estaba ahí en la policía podía hacer algún tipo de deporte, podía practicar ciclismo, si quería, o atletismo, pero terminé inclinándome más por correr. Siempre entrenaba, cuando no me hacía cinco kilómetros me hacía quince kilómetros. Y así, el día que más entrenaba fuerte era veinte a veinticinco kilómetros.
Pero entoes me ocurría que no podía venir a visitar a mi mamá ni a mi papá. Claro, ya había pasado dooos años que no me miraban y eso era muy duro para ella. No podía acercarme donde estaban mis papás; por ser activo, por mi seguridad no lo hacía. En ese tiempo estaba muy complicado la vaina del orden público; uno no podía como policía o como soldado estar por ahí diciendo yo soy policía ¿si me entiende? O que supieran que uno era alguna cosa, pues estaba en riesgo la vida o la libertad de uno. A mi mamá esa joda la enfermaba, me dijo nooo mijo, es mejor que se retire. Y papá también sí, retírese. Entonces decidí retirarme. A mí de todos modos me dio duro, uno ya todo acostumbrado ¿no?
Ya después que me retiré, conseguí mujer. Tuve mi primer hijo. Me fui a vivir con ella y no paraba de practicar deporte. Seguía trotando. Trabajaba pa mantener a mi familia y entrenaba, era mucho sacrificio. Trabajaba de siete de la mañana a cinco de la tarde, y ahí tenía dos opciones, o madrugaba, tipo cuatro de la mañana para estar a las seis de la mañanitica en casa y así estar listíco pa ir a trabajar o salía después del trabajo. Era la convicción de cada día ser mejor.
En Cravo había mucha gente que me tildaba de loco porque era el único que salía a dar vueltas por ahí a trotar o a hacer ejercicio, y este es que no se cansa o qué, porque todo el día dele que dele. Ahí también comencé a montar bicicleta, en la primera que tuve, una clásica de ruta; no era rin setecientos como son las de ahora, sino con un rin más grande, de veintisiete por un cuarto, a esa le decían semicarrera. Fui uno de los primeriticos que montaba uniformado, con casco, guantes, zapatillas, y ahí sí que dijeron este es el loco. Me colocaron que dizque Nairo. Comencé así, pero no me retiré totalmente del atletismo, cada vez que había una oportunidad, que había una competencia, que había dónde poder participar, lo hacía.
En Cravo me dedicaba a la construcción, era pesado, pero me parecía mejor que trabajar en latonería. Y de ahí salí a una empresa que estaba haciendo un dique y estaban molestando con tubos de perforación y todo, y una tarde, ya trabajando horas extras, no es por halagarme ni nada, pero siempre donde he trabajado y donde he estado siempre he ido subiendo escalones, siempre me han reconocido por mi trabajo y por gente y por la honestidad, por todo, como ayudante de un ferry que transportaba material fue donde me ocurrió el accidente en la pierna. Un tubo de perforación de doscientos cincuenta kilos me cayó en la pierna derecha, me fracturó lo que fue el maléolo y el peroné. Fue algo traumático para mí, porque nunca me había fracturado nada, ni siquiera un dedo, nada.
Y ahora una pierna. Me dije, yo me dedico al deporte y quiero vivir del deporte como sea, ahora con esta pierna fracturada, cómo voy hacer. Lo único que ahí fue, pues bueno, si quedo renco, entonces pa para-atletismo. Me sacaron de Cravo en ambulancia hasta Arauca, capital, y yo con ese dolor y por esa trocha. Y de aquí me echaron para Bogotá. Todo fue por tierra, como un día y medio a dos viajando. En Bogotá me hicieron la cirugía, me colocaron ocho tornillos y dos platinas de titanio. Ya cuando me dieron de alta, me trajeron otra vez en carro, pero esta vez en un expreso – directo que pagó la arl hasta Cravo Norte.
Y pues pensé que no podía hacer más deporte porque los médicos me dijeron que no podía practicar ninguno de alto impacto y más así en una pierna, pues peor. Todo se derrumbó. Y mano, preciso me sucede eso, antes de fracturarme me habían llamado de aquí de Arauca para pertenecer a la liga de atletismo del departamento, estaba compitiendo con los mejores deportistas porque ya algunos representaban a Colombia, eran de aquí, de los llanos. Y va y me sucede de eso, yo dije nooooo, se acabó todo. El entrenador dijo que esperara, que pasara la incapacidad, que me recuperara para hacerme el primer examen, el primer test de entrenamiento de fuerza para ver cómo había quedado.
Y ahí decidí venirme del todo a Arauca capital y mirar qué, a ver si sí puedo o no seguir compitiendo. La recuperación duró más de seis meses, me dediqué fue a entrenar duro, pero ya a lo último yo ya no podía, me dolía mucho, terminaba el entrenamiento cojeando mucho. El entrenador se dio decuenta y me aconsejó que no siguiera. Eso me afectó porque perdí la oportunidad de estar en lo más alto e ir a representar a Colombia en unos juegos olímpicos o algo así. Eso era lo que yo quería.
Pasaron los días y la médica terapeuta que me trató me dijo que practicara ciclismo, como alternativa. Ahí volví a motivarme y comencé a darle duro a la bicicleta, como le dije, antes había montado como para mejorarle al físico, al rendimiento en el atletismo, así que me dediqué al ciclismo. Tenía mi bicicleta clásica y empecé en ella y dije no, ya toca mejorar, me compré una mejor, una trek y con ella fue que empecé a competir y gané como tres veces en esa joda.
Empecé a entrenar duro con el mismo entrenador de atletismo, él es estudiado en varios deportes, Freider Ereida, me entrenó bastante y fue por él que sé muchas cosas del ciclismo, que lo aplico ahora solo. Él sigue viviendo acá en Arauca y es el entrenador de los chicos que van a representar a Colombia en los paraolímpicos. Es un duro.
Comencé a darme cuenta que la ventaja que tenemos los ciclistas de acá, mejor dicho, los deportistas, es la humedad. Es bien húmedo y es bien calientico, en las noches hace friíto, pero entonces el clima es muy pesado en las madrugadas. La temperatura se vuelve bastante tensa y, para los deportistas que vienen de afuera, que no están acostumbrados, eso es muy engañoso, eso los he escuchado diciendo como Arauca es plano, entonces vamos y uno los ve al momentico sacando la lengua. El calor, la humedad, hace que uno se ahogue. Entonces esa es la ventaja que tenemos los araucanos, es cierto que no practicamos en montaña porque no hay sino ya saliendo, por los lados de Tame o Saravena, pero nos sirve mucho lo que es la humedad. Entonces vamos a alguna competencia que haiga montaña y no nos afecta tanto. Yo le digo por mí porque no me considero mal escalador. Las veces que he participado en competencias, en carreras de ciclismo, cuando hay montañita, siempre me gusta atacar en lo que es el comienzo de la montaña. Me gusta atacar en donde comienzan los repechos y no me dejo. Lo que sí es que le toca practicar a uno es agarrar la técnica del descenso, que es lo que más me afecta porque me da nervios la velocidad y coger esas curvas; pero ya he venido agarrando más a esa pija y me suelto un poco más.
En mi pueblito Cravo Norte, el campeón actual, soy yo, el duro de Cravo, pero ya aquí en Arauca estoy entre los cinco mejores ciclistas del departamento. Ya en el municipio habemos varios ciclistas. Buenos, buenos y creo que por mí y por lo que dicen varias personas, estoy entre los tres primeros.
Los que apoyan acá son los comerciantes, porque por el lado del gobierno, pues, qué le dijera, es muuuuy poco el patrocinio. Ya ni hay liga de ciclismo en Arauca. O sea, los que estamos practicando ciclismo lo hacemos a pura punta de fuerza, de uno mismo. Eso sí, los ciclistas que somos los mejores, conseguimos patrocinios de algunos comerciantes. Tonces yo ahorita estoy siendo patrocinado por un señor, un comerciante y bien, hasta el momento él sin esperar nada a cambio, solamente la publicidad para el negocio. Es complicado ir a competir, pues el ciclismo no es que sea un deporte en el que vayan a darle a uno bueena premiación. Es algo que uno lo hace porque le gusta de verdad.
Ellos lo patrocinan a uno con el uniforme, viáticos para las carreras, hospedaje y para la alimentación cuando va a uno ir a correr, porque durante el entrenamiento cuenta por parte de uno su alimentación, toda la preparación, el mantenimiento de la bicicleta, repuestos y eso muy costoso para mantenerla y mantener el nivel de uno. No tengo así una muy buena alimentación para dar un mejor rendimiento por la cuestión económica, porque pues le toca a uno estar tomando vitamina, proteína, que su buena alimentación diaria, pero cuando se puede, bien, y si no se puede, pues con lo que haiga. Un deportista debe estar comiendo sus seis comidas al día, que su desayuno, su almuerzo y su comida, pero entonces entre cada comida va su merienda, para no perder tantas calorías, no perder tanto peso, no perder tanta masa muscular, porque es que el ciclismo a nivel de alto rendimiento es bastante exigente. Lo acaba mucho a uno y pierde uno muchas grasas.
No sé si es que departe del gobierno de arriba no mandan las regalías o no mandan el presupuesto pal deporte. No sé si es que no lo aplican o no lo están dando a los deportistas, pero sí sé que al ciclismo no le están dando nada. Para el ciclismo no hay ningún apoyo a nivel nacional y menos del departamento. La liga la asumió un señor hace mucho tiempo que estuvo de presidente y ya cuando a él no lo quisieron más, dijo que a quién le entregaba esa joda, que a quién le entregaba la presidencia. Hubo muchos que se postularon para ser el presidente, pero al fin no salieron con nada y quedó la liga sin presidente y nosotros sin liga. No se mandaron los reconocimientos deportivos y no se renovó de nuevo lo que fue lo de los clubes, no se enviaron los papeles de los que ya estaban ni de los nuevos que iban a conformarse. Entonces todo se acabó. Nadie pasó más papeleo, nadie más animó a nadie.
Hace poco una muchacha de aquí del departamento de Arauca, que practica triatlón, que está por allá en Bucaramanga, vino y quería ser como la presidente de la liga, de volver a levantar la vaina; pero habló y habló y nadie le prestó atención. Se cansó y dijo no, acá no y no siguió. Porque ahí tocaba, como le digo, que los clubes volvieran otra vez a sacar papeleos para que estén legales, a tener nuevamente reconocimiento deportivo y dejar todo bien para volver otra vez a conformar liga. Y como la gente dice no, que no hay tiempo, que quién me va a pagar por hacer esto. No hay ese amor por el deporte.
Solamente los ciclistas que practicamos, vamos y entrenamos solos, organizamos carreras o si hay algunas carreritas en otro departamento, como en el Casanare, en Boyacá, en partes que no nos quede tan lejos o en Venezuela, porque es cerca, vamos a correr. Todo por gestión de uno mismo y con la plata de uno. El nivel de Venezuela es duro, es bastante alto, para qué pero los hermanos venezolanos hay mucha gente buena, tanto de plano y montaña. Han venido acá a correr muchos y nosotros hemos ido a correr también allá. Y es muy, muy alto el nivel. He ido a Guasdualito.
Hoy en día me dedico es a entrenar y trabajo lo que es el reparamiento de bicicletas como técnico de bicicletas de carrera. Aprendí esa profesión y me gusta muchísimo, de eso he sobrevivido todos estos años. Ya tengo más de siete años que soy mecánico. Acá en Arauca comencé y gracias a Dios no me ha ido mal. Lo pensado y lo que quiero es tener algún día mi propio taller, mi propio almacén de bicicletas. Yo no sabía nada de mecánica; fue como por necesidad, no tenía trabajo, entré a un almacén y le dije a la doña del almacén de cicloarauca que si me dejaba aprender, que si me dejaba trabajar y ella dijo que sí, mientras que yo aprendía, me revisaban lo que hacía y me reconocían por el trabajo que hacía. Pasó el tiempo y se fueron todos los mecánicos de ahí, quedé yo solo y me dijo el dueño del almacén, quien es el esposo de la señora, bueno, quedó usted, vamos a confiar en su trabajo, usted queda como mecánico jefe.
Ahora he estado todo este tiempo y he ganado más clientela, más amigos, porque no los veo como clientes, sino los considero como amigos. Siempre he tratado que las cosas queden bien y que la gente pueda sentirse seguro con lo que yo hago; porque si alguna bicicleta me queda mal o alguna joda, es ya mi responsabilidad. Hay clientes con los que corro, somos del mismo equipo y todo y hay otros que son contrarios, de distintos equipos. Ajá, a veces me echan vainas y me dicen no le llevemos la bicicleta a Miguel porque mañana hay carrera y ese nos la deja mal para que nosotros perdamos y él ganar. Les respondo no jodan con esa pija y nos reímos.
Por ser ciclista de Arauca siempre uno nota como ese rechazo de que, cómo le digo yo, vienen los más malitos, como que lo subestiman a uno, esa es la realidad. Hace poco estuve en una competencia en Tame, que vienen de otros departamentos, de Boyacá, de Casanare, del Norte de Santander, del Meta. Entonces, como que uno siente eso, vinieron los de allá, los Arauca capital, a uno no lo toman en cuenta. En ese punto sí me he hecho respetar en las carreras como que, bueno, me están subestimando, pero esperen ahí que empecemos a correr. Y entonces ahí es que yo comienzo a atacar, a ponerme inquieto y ya hoy en día no me dejan ir solo. Cada vez que estoy yo en la punta están pendiente de mi para no dejarme ir, porque si me dejan coger ventajita, ya me les voy y pierden. Hago podio. Eso sí, sí he sido señalado, pero no fue por el deporte, sino cuando estuve en la misma policía nacional. Allí recibí mucho señalamiento, hasta lo trataban a uno de guerrillero, que usted viene de Arauca, que usted está infiltrado, pero son cosas que le dicen a uno como para ver qué hace o cómo reacciona uno.
Hay que mirar más allá el departamento como cosa de orden público. Venir aquí Arauca es muy bonito, venir acá a conocer, hay muchas partes turísticas, hay mucha gente amable. Mucha gente buena y usted lo sabe. A mi mí señora me dice no, pero es que usted todo el mundo lo agarra de parche, de juguete y no es así, es porque yo soy así, una persona que no le gusta estar insultando a nadie, ni tratando mal a nadie. Desde pequeño me enseñaron que debo respetar a los demás. Y si me faltan al respeto, ya es problema de cada quien, eso no me importa. Mi objetivo es que yo no irrespete a nadie, ni sea grosero con nadie. No digo que no tenga días que ande un poco molesto, un poco estresado, pero no soy de esas personas que voy a insultar o a responderle mal a una persona.
Hay que empezar a formar escuelas de atletismo, de ciclismo, de deportes para que los niños no empiecen como a pensar en meterse en esa ideología de la guerra. Que en lugar de comprarle un arma de juguete a un niño, comprarle un balón o una bicicleta, unos patines, unas zapatillas de atletismo, cambiar todo eso, cambiar esas armas por algo para hacer deporte. Si uno crece con esa disciplina, va a llegar hasta ancianito con esa disciplina. No sé en otros departamentos, pero aquí hay mucho talento para competir. Mucho, mano. Lo que pasa es que, como le digo, hace falta más ese apoyo. Falta más ese apoyo para poder salir adelante con más deportistas de alto rendimiento. Hace falta como una ayudita, un granito de arroz más de parte del gobierno para invertir en el deporte. No tanto en escenarios deportivos, porque ¿qué hacemos con un velódromo, porque acá aquí tenemos velódromo, patinódromo, una pista de atletismo, si nadie lo está utilizando? si no hay una liga de ciclismo que pueda decir mire, tenemos tanta bicicleta y vamos a hacer esta escuela de formación y vamos a ir a entrenar allá en el velódromo para ir a cualquier competencia. O sea, puede que los papás de un niño con esfuerzo le compran una bicicleta de pista para que entrene allá, pero ¿qué saca con mero ir a entrenar y a acabar repuesto de bicicleta, si nunca va a salir a competir?
*Este diálogo se realizó a comienzos del 2022, un año y cuatro meses después Migue tiene su propio taller: Mountain Biking.