Soy retazos
Mis blancas manos no son mis manos, mi estatura de un metro y ochenta centímetros no es mi estatura, ni mis setenta y cinco kilos de peso corporal, ni mis rizos castaños, ni ser mestizo, ni mi delgadez, ni mis labios gruesos, ni mis cafés verdosos ojos.
Aun menos mis dientes y sonrisa.
Mi cuerpo es el cuerpo de otros hombres desaparecidos echados a ríos, despedazados. Enterrados en cocales, en cementerios con otros nombres para nunca ser encontrados o a cuatro horas de camino monte adentro.
Mi cuerpo no es mi cuerpo, son otros cuerpos de otros hombres muertos. No importa cuántos, ni de dónde provengan; siendo yo un hombre trabajador que busca, alguna característica de mi corporalidad evoca alguna reminicencia, al familiar o conocedor de la desaparición, del hombre desaparecido.
Soy retazos de otros hombres-desaparecidos.